La historia se desarrolla rápido, tal vez tiene alguna inconsistencia, pero así es el proceso creativo. en la siguiente parte solucionaré muchas cosas, pero ahora, quedó esto:
La Marca de la Luna
El viento se paseaba entre las calles desiertas del pequeño
pueblo de Grey Hollow, cercano a Abyssport, la antigua ciudad que algunos veían
como maldita. Ethan Clarke, un joven periodista freelance, caminaba con cautela
por los empedrados húmedos y algo resbaladizos, cámara en mano. Había llegado
esa misma tarde para investigar los rumores de desapariciones misteriosas
durante las noches de luna llena. Una noticia sensacionalista, pensó al
principio, pero el miedo palpable de los habitantes lo había convencido de quedarse.
Eran casi las doce. La luna llena, enorme y brillante,
colgaba en un cielo despejado, bañando todo con su luz fría y espectral. Ethan
se detuvo frente al parque central, donde el susurro de las hojas y el crujir
de ramas parecían amplificados por el silencio absoluto. De repente, escuchó un
ruido: pasos apresurados y un sollozo.
Una mujer, descalza y con el cabello desordenado, salió
tambaleándose de la penumbra. Sus ojos, abiertos de par en par, brillaban con
un terror que parecía haberla consumido por completo. Murmuraba palabras
entrecortadas, como si luchara por mantener la cordura. 'La luz... no mires la
luz... no los dejes venir', balbuceaba, señalando frenéticamente hacia la luna
llena. Antes de que Ethan pudiera reaccionar, la mujer se detuvo de golpe, sus
pupilas se dilataron hasta volverse negras como un vacío ancestral. Su cuerpo
se arqueó hacia atrás, tronando estrepitosamente y rígido, como si una fuerza
invisible la levantara del suelo por el cuello.
Entonces, Ethan lo vio claramente.
Apenas perceptible en la penumbra, una figura translúcida se
movía entre la luz y las sombras. Su cuerpo parecía compuesto de niebla
brillante, con extremidades que ondulaban como humo verdoso. No tenía rostro,
pero la luna lo atravesaba, revelando un núcleo palpitante y oscuro en su
interior. El aire a su alrededor vibraba con un zumbido bajo, casi hipnótico.
El Ser levantó su “mirada” hacia Ethan, pero en lugar de
atacar, volvió a enfocarse en la mujer. Un grito gutural escapó de su garganta
mientras caía al suelo, sus manos clavándose en la tierra. Ethan, paralizado,
observó cómo la sombra luminosa parecía absorber algo intangible de su cuerpo.
Al cabo de un momento, la mujer quedó inmóvil, muerta, tal vez. Sus ojos,
abiertos desmesuradamente, no eran los mismos: vacíos, carentes de humanidad.
Ethan retrocedió, tropezando con el cordón de la vereda.
Cuando logró ponerse de pie, el Ser había desaparecido.
Se fue al hotel que había rentado, pero no durmió, busco frenéticamente
en internet cualquier articulo acerca de un ser de humo, un ser que absorvía la
vitalidad de las personas en noches de luna llena. Perdido en un blog
sensacionalista, encontró un dibujo de lo que había visto la noche anterior: un
ser de humo, pintarrajeado de un color verdoso, al que llamaban “El Silente”. Nadie
sabia de que se trataba. Entonces decidió seguir las investigaciones sin dormir…
A la mañana siguiente, corrió hacia la pequeña biblioteca
del pueblo, el único lugar que, según él, podía darle algunas respuestas. Allí,
entre libros polvorientos y recortes olvidados, encontró una referencia
críptica: "Reflejos de la luna: las sombras se desvanecen ante el fuego
puro."
En aquel viejo volumen, llamaban a los Silentes, “reflejos
de la luna”, un viejo daguerrotipo acompañaba al articulo sobre el silente. En aquella
antigua imagen, los silentes tenían dientes largos y afilados y ojos
terriblemente malignos. Pero no. El lo vio, lo tuvo delante de el y no había
formas de un rostro discernible. Pero confió en la frase “se desvanecen ante
un fuego puro”.
Un fósforo, pensó. ¿Eso sería suficiente? Algo debía hacer.
Casi al anochecer, regresó al parque con una linterna
encendida y una caja de fósforos en el bolsillo. Sabía que nadie le creería,
que las palabras no bastaban. Tenía que solucionarlo él solo. Tal vez podría sacar
algunas fotos, escribir un artículo, venderlo a algún medio importante, ganar
un Pulitzer… Mientras su mente divagaba y caminaba por el parque vacío, notó
algo extraño: su sombra no coincidía con la luz, detrás de él.
Giró lentamente y lo vio: otro Silente. Esta vez, la
criatura estaba frente a él, más definida, más voraz, más alta y amenazante.
Ethan buscó los fósforos en su bolsillo, pero su cuerpo se congeló antes de
alcanzarlos.
En el último instante, mientras la sombra entraba en su
mente, la luna llena brilló más fuerte.
Y entonces, solo hubo silencio…
Hasta aqui, la historia de Ethan y los Silentes.
veamos que se me ocurre la semana que viene...
Hasta la proxima.

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