Hagamos un ejercicio parte 2

Comencé a escribir, primero, agregando un personaje, el periodista Ethan Clark y un pueblo, Gray Hollow. 
La historia se desarrolla rápido, tal vez tiene alguna inconsistencia, pero así es el proceso creativo. en la siguiente parte solucionaré muchas cosas, pero ahora, quedó esto:

La Marca de la Luna

El viento se paseaba entre las calles desiertas del pequeño pueblo de Grey Hollow, cercano a Abyssport, la antigua ciudad que algunos veían como maldita. Ethan Clarke, un joven periodista freelance, caminaba con cautela por los empedrados húmedos y algo resbaladizos, cámara en mano. Había llegado esa misma tarde para investigar los rumores de desapariciones misteriosas durante las noches de luna llena. Una noticia sensacionalista, pensó al principio, pero el miedo palpable de los habitantes lo había convencido de quedarse.

Eran casi las doce. La luna llena, enorme y brillante, colgaba en un cielo despejado, bañando todo con su luz fría y espectral. Ethan se detuvo frente al parque central, donde el susurro de las hojas y el crujir de ramas parecían amplificados por el silencio absoluto. De repente, escuchó un ruido: pasos apresurados y un sollozo.

Una mujer, descalza y con el cabello desordenado, salió tambaleándose de la penumbra. Sus ojos, abiertos de par en par, brillaban con un terror que parecía haberla consumido por completo. Murmuraba palabras entrecortadas, como si luchara por mantener la cordura. 'La luz... no mires la luz... no los dejes venir', balbuceaba, señalando frenéticamente hacia la luna llena. Antes de que Ethan pudiera reaccionar, la mujer se detuvo de golpe, sus pupilas se dilataron hasta volverse negras como un vacío ancestral. Su cuerpo se arqueó hacia atrás, tronando estrepitosamente y rígido, como si una fuerza invisible la levantara del suelo por el cuello.

Entonces, Ethan lo vio claramente.

Apenas perceptible en la penumbra, una figura translúcida se movía entre la luz y las sombras. Su cuerpo parecía compuesto de niebla brillante, con extremidades que ondulaban como humo verdoso. No tenía rostro, pero la luna lo atravesaba, revelando un núcleo palpitante y oscuro en su interior. El aire a su alrededor vibraba con un zumbido bajo, casi hipnótico.

El Ser levantó su “mirada” hacia Ethan, pero en lugar de atacar, volvió a enfocarse en la mujer. Un grito gutural escapó de su garganta mientras caía al suelo, sus manos clavándose en la tierra. Ethan, paralizado, observó cómo la sombra luminosa parecía absorber algo intangible de su cuerpo. Al cabo de un momento, la mujer quedó inmóvil, muerta, tal vez. Sus ojos, abiertos desmesuradamente, no eran los mismos: vacíos, carentes de humanidad.

Ethan retrocedió, tropezando con el cordón de la vereda. Cuando logró ponerse de pie, el Ser había desaparecido.

Se fue al hotel que había rentado, pero no durmió, busco frenéticamente en internet cualquier articulo acerca de un ser de humo, un ser que absorvía la vitalidad de las personas en noches de luna llena. Perdido en un blog sensacionalista, encontró un dibujo de lo que había visto la noche anterior: un ser de humo, pintarrajeado de un color verdoso, al que llamaban “El Silente”. Nadie sabia de que se trataba. Entonces decidió seguir las investigaciones sin dormir…

A la mañana siguiente, corrió hacia la pequeña biblioteca del pueblo, el único lugar que, según él, podía darle algunas respuestas. Allí, entre libros polvorientos y recortes olvidados, encontró una referencia críptica: "Reflejos de la luna: las sombras se desvanecen ante el fuego puro."

En aquel viejo volumen, llamaban a los Silentes, “reflejos de la luna”, un viejo daguerrotipo acompañaba al articulo sobre el silente. En aquella antigua imagen, los silentes tenían dientes largos y afilados y ojos terriblemente malignos. Pero no. El lo vio, lo tuvo delante de el y no había formas de un rostro discernible. Pero confió en la frase “se desvanecen ante un fuego puro”.

Un fósforo, pensó. ¿Eso sería suficiente? Algo debía hacer.

Casi al anochecer, regresó al parque con una linterna encendida y una caja de fósforos en el bolsillo. Sabía que nadie le creería, que las palabras no bastaban. Tenía que solucionarlo él solo. Tal vez podría sacar algunas fotos, escribir un artículo, venderlo a algún medio importante, ganar un Pulitzer… Mientras su mente divagaba y caminaba por el parque vacío, notó algo extraño: su sombra no coincidía con la luz, detrás de él.

Giró lentamente y lo vio: otro Silente. Esta vez, la criatura estaba frente a él, más definida, más voraz, más alta y amenazante. Ethan buscó los fósforos en su bolsillo, pero su cuerpo se congeló antes de alcanzarlos.

En el último instante, mientras la sombra entraba en su mente, la luna llena brilló más fuerte.

Y entonces, solo hubo silencio…

Hasta aqui, la historia de Ethan y los Silentes.

veamos que se me ocurre la semana que viene...

Hasta la proxima.

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