No recuerdo bien como llegué, eran como las 11 de una muy fría y brumosa noche...
Estaba bastante
cagado de frio, porque salí esa mañana creyendo en los pronosticadores del
tiempo que dijeron que iba a ser un día soleado.
Dos horas después,
se largaba la lluvia más bruta que había visto en mi vida y yo, pobre tonto, de
remerita rosa…
Entre a
ese bar porque tenía la auto-promesa de un gran café con leche y medialunas. Si,
a las once de la noche. Café con leche. Con medialunas.
Y lo vi. Automáticamente,
“recordé” lo que él pensaba. Joven, de treinta un años, pelo largo enmarañado y
cara de tristeza vieja. Si bien estaba sentado, “recordé” que cojeaba. No mucho,
una vieja herida en la pierna derecha. Futbol (¿cuándo aprenderán a calentar
antes?). La pierna molestaba, pero el corazón dolía. Ella lo dejó por mensaje
de texto o algo así. Sé que lo leyó y dolió. Y todavía duele. Siempre pensó que
el fernet casi puto le sacaba el dolor, pero solo se mentía. Solo quería tomar.
Tomar y morirse. 3 años con la hija de puta. ¡Tres años, che! ¿Cómo te olvidas
de tres años maravillosos? Sencillo: no te olvidas. Bueno, ella se cagó en esos
años, los planes de vivir juntos, la compra de la cama de dos plazas (ya
llevaba 4 cuotas de 12), la seña en la cocina y la heladera, el espacio que le habia
hecho en el ropero…
Mirá, la verdad es que me parece que nos
estamos apurando. Yo te quiero, ¿sabes? Pero no como para que vivamos juntos,
quiero mi libertad ¿entiendes? Te quiero pero no puedo.
Treinta y
un palabras, treinta y un años, treinta y un patadas en el culo, le metería. “te quiero pero quiero mi libertad” la
hija de puta tiene otro, seguro.
O no. No importa.
Se fue y le dejó una heladera, una cama, una cocina y el bobo hecho teta.
Hasta ahí,
“recordé”, después el Fernet (y dos vinos que se tomó antes) terminaron por
afectarlo y se le “borró el chip”.
No importa
eso. Se le va a pasar. Siempre pasa. Nadie se muere de amor. Se puede matar de
amor, pero no existe “morir de amor”.
Y yo, Salí
de aquel bar sin mi café con leche y sin mis medialunas. Me fui a casa.
Mañana será
otro día…

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