UN SEVEN ELEVEN, CERO AMORES...

 

¡Qué día! Resulto ser que recaudé bien con el tacho, pero terminé en Ranelagh…

Así que apague el tacho y volví despacito hasta casa. A mitad de camino tuve que cargar nafta y “desbeber” (todo el día en el tacho había rellenado mi vejiga) así, mientras me llenaban el tanque, entre al Seven Eleven a comprarme una coca y un alfajor para comer en el camino.

Entonces me llego el “recuerdo” de ella. Mujer en sus cincuentas, pestañas postizas, pero menos postizas que sus pechos. Una joven abuela reciente, que quiere festejar y no tiene con quien. Viuda desde que recuerda. Crió a su hija ella solita. Tuvo algún “acercamiento” (la carne llama, ¿viste?) pero nada importante… O sí.

El recuerdo el gordito rubio que sabía besarla y tocarla, la hacía algo feliz. Lástima que se enteró que el desgraciado tenía mujer, dos hijos, tres perros y un negocio que daba pérdida. A ella en realidad, mientras se le acurrucara, no le importaba. Pero tenía hijos… no iba a desarmar una familia porque sabía dónde y cómo tocar. Es una mierda. Ella, entonces, eligió. Así que se lo llevo al telo de siempre, la habitación de siempre, El revolcón de siempre… y las palabras nuevas “Mirá, gordi, tenés familia y no me banco que pienses en dejarlos por mí” y el, un cínico terrible: “no pensaba. Amo a mi mujer y a mis hijos”. Esas palabras fueron los clavos en el ataúd.

Pero dolía igual. Por más desgraciado que sea, lo extrañaba. Pero estaba feliz. Kg 3.490 había pesado el nene. Esa felicidad es linda y agridulce. Una hija, un nieto y cero amores. Anda a saber que le depara el destino! Tal vez un hombre con plata, aunque no lo necesita. Es secretaria desde hace casi 20 años, buen sueldo, cero amores.

No era el cuerpo, igual. Era la mente, el corazón. Cero amores no es lindo. Jeremías, el nieto, tampoco. Flaco, largo, peludo… a la hija le dijo “¡es precioso!!” una mentira más…

Pero lo amaba. Era su nieto. La única cagada es que madre e hija estaban solas. Dos mujeres para criar un crio. Veos que onda, pero es genial tener al nene y a la hija ahí, en casa.

Felicidad. La nena se queda, el nene se queda y ella, cero amores…

Y yo Salí con mi alfajor de leche, con esa azuquita arriba y la coca light, asi son las contradicciones, yo, alfajor y coca light, ella, hija, nieto y cero amores…

No hay comentarios:

Publicar un comentario