La Patrona me dejó un mate frío...

Como cada día, seguí las reglas autoimpuestas de cada día, me levanto, me aseo, me visto, me tomo un café, beso a la patrona y después me voy a lavar el auto, como cada día.

cuando termine el día, muy bueno, si tengo que decirlo, la llamé y le dije si necesitaba algo: 

muy secamente, me dijo que no y me corto.

me extrañó, debo decir, porque ella nunca es así conmigo. así que volví a llamarla 

- ¿Estás bien? -le dije-.

- Sep. porque?

- No se, estas rara...

- Me duele la cabeza. -me estaba mintiendo y lo sabía, lo intuía.

- ok, llego en un rato, te amo.

- Te amo -dijo, secamente y colgó.

viajé el resto del camino algo preocupado. no es que piense que me mete los cuernos ni nada parecido, soy lo menos celoso del mundo, pero algo le pasaba y no me lo estaba contando...

Suelo leer a mucha gente, pero solo se que no la puedo leer a ella. nunca pude. pero se que no me miente.

Entonces llegué a casa.

El alma se me cayó al piso.

Ella, así de hermosa como es, estaba mas radiante, vestida con el mismo vestido que tenía puesto el día que la conocí. Tan hermosa como cada día de nuestra vida juntos.

La mesa estaba puesta de manera elegante, mantel, servilletas especiales, los cubiertos y platos que sólo se usan cuando hay visitas...

Y lo recordé: cumplíamos 25 años de matrimonio y yo, estúpido de mí, lo había olvidado completamente.

No pude evitarlo, las lagrimas de arrepentimiento corrieron por mis ojos y ella, en lugar de estar enojada, estaba así de radiante y sonriente.

- Al principio me enojé -dijo gentilmente- pero después entendí, tenés miles de quilombos y se te puede pasar una fecha...

- No, nena, no. Soy un animal, no se me tienen que pasar estas cosas -dije, quitándome las lágrimas de los ojos. soy un animal...

- no, amor, no... -y me besó.

A partir de ese día, cada día, durante un mes, le llevé una Margarita, su flor favorita.

Nunca tomamos mate, pero cada vez que recuerdo ese día, lo recuerdo como el día que la patrona me dejó un mate frío...

jamas volví a recibir un mate frío. ELLA NO LO VALE.